Pájaro a pájaro

Para mí, y para la mayoría de los escritores que conozco, el acto de escribir no es como si entraras en trance. De hecho, la única manera de conseguir escribir algo, en mi caso, es hacer un primer borrador realmente malo. Este primer borrador es el borrador del niño pequeño, donde dejas que todo salga y que salte por todas partes, ya que sabes que nadie lo va a ver y puedes darle forma luego. Dejas que esta parte infantil de ti mismo canalice cualquier voz o visión que surja y que aparezca luego en la página (…). Simplemente ponlo todo en el papel, porque puede haber algo genial en esas seis páginas locas que nunca habrías encontrado de forma racional, adulta. Puede que haya algo en la última línea del último párrafo que te encante, que sea tan hermoso o salvaje que haga que ahora sí sepas de qué quieres escribir, más o menos, o en qué dirección podrías ir… pero no había forma de llegar hasta ahí sin haber escrito esas primeras cinco páginas y media.
-Anne Lamott, Pájaro a pájaro.

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